sábado, 15 de febrero de 2020


Dulce compañía
Este libro está conformado por diferentes capítulos, contare brevemente sobre este interesante libro.
Capítulo I
Principalmente cuenta la vida laboral de una reportera que forma parte de una gran compañía de revistas “somos”, su jefe le da el trabajo de investigar y reportar sobre un tema que había estado invadiendo un barrio muy popular de la ciudad llamado galilea, lo cual ella no lo tomo con buena actitud, pero aun así fue hacer lo mejor para un buen reporte. Se trataba de un supuesto ángel que vivía en galilea, ella iba a aclarecer si era simplemente de un montaje para atraer la gente de la ciudad. Ella se dirigió principalmente a la iglesia del barrio, pensando que allí le darían una buena e importante información, pero desafortunadamente el sacerdote no la atendió formalmente, ya que él no compartía esa idea de que había un ángel en éste lugar, luego ella se dirige hacia una tienda, con la idea de que allí recibiría una información asertiva; efectivamente le informaron donde quedaba ubicada la casa del supuesto ángel de galilea. La monita, como era llamada en ese lugar por su aspecto físico, tuvo que pasar por varios rituales que les exigían a los visitantes, los cuales ella los acepto con el interés de encontrar una información eficaz. La monita, conto con la suerte de poder observar y apreciar la esplendorosa belleza que estaba en una oscura y fría cueva del barrio. Después de observar a este glorioso ser, ella pasa a charlar con la madre del ángel, doña Ara, la cual le cuenta su triste pasado, con malas experiencias, como la violación que tuvo a los 13 años, lo cual quedo en estado de embarazo y sus padres la obligan a abortar; pero esos intentos fueron fallidos, de modo que optan por dar en adopción al niño. Después de un tiempo ella se impacienta por buscarlo y éste aparece después de muchos años nombrándose ángel a sí mismo, y plasmado en más de 42 libros que le trasmitía para escribir a su madre.


Capitulo II
Doña Ara, después de hablar con la monita, le prometió darle las llaves de donde guardaba los libros que tenía sobre su hijo.
La monita decidió ir a la iglesia a ver qué información lograba sacar de ese lugar, pero después de estar allí, el padre Benito la observo y durante la misa, la señalaba como si tuviera la culpa de algo, los peregrinos la miraban y la hicieron sentir tan incómoda, hasta el punto de salir de ese lugar junto a Orlando (segundo hijo de doña Ara). 
Se dirigieron a la tienda “la estrellita”. Estando allí observaban la multitud de peregrinos que iba a visitar al ángel; en ese lugar se encontraban desde niños hasta ancianos y no les importaba que tanto tiempo tenían que esperar. La monita aprovecho ese momento, y con ayuda de Orlando comenzaron a tomar fotos y a hacer unas preguntas o entrevistas, a algunas personas que aún se encontraban esperando la llegada de dicho ángel. 
Después de mucho esperar las personas empezaron a retirasen de aquel lugar, sin rencores, pero con la fe y la esperanza de que otro día sí podrían verlo.
La monita se dirige sola hacia la casa de doña Ara, y allí le hace unas preguntas, las cuales doña Ara no se niega a responder. 
Doña Ara le comienza a contar que su hijo no le gustaba dormir en cama como cualquier persona, a él le gustaba dormir en el patio de su casa, también le conto que el ángel no tenía nombre, ya que contaba con varias personalidades, entonces ella siempre lo llamaba como “niño”.
Ya era tarde, y la monita le entro la inquietud de visitar al ángel que se encontraba en el patio de la casa, pero doña Ara le decía que no podía hasta que maría crucifija (la que decidía que hacía con el ángel) se durmiera. 
La monita decide esperar y mientras tanto, leía los más de 42 libros que se encontraban en aquel baúl. Así pasaron las horas, hasta que crucifija se quedó dormida, entonces en ese momento doña Ara le dijo a la monita que podía ir al patio. La monita se levantó de donde estaba y sin permiso de doña Ara metió en su mochila la cámara y unas naranjas.
Cuando entro a aquel lugar, el ángel se encontraba sentado, ella mientras tanto lo observaba y notaba su mirada ida, no hablaba y tenía muchas cicatrices en todo su cuerpo. La monita aprovecho ese momento y decidió tomarle una foto, lo cual fue una mala idea, ya que el fogazo del flash asusto y enfureció al ángel. La monita no sabía qué hacer, Así que opto por tranquilizarlo dándole una naranja de las que llevaba en su mochila, y el ángel de esta manera se pudo tranquilizar.
Para ella ese momento era inolvidable ya que un ser tan extraordinario comió naranjas de sus propias manos.

Por: Yenifer Devia

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