sábado, 29 de febrero de 2020

bajo la misma estrella resumen #1

JOHN GREEN

Bajo la misma estrella (semana #1)

Hazel  es una adolescente de 16 años que tiene cáncer terminal, el cual,se ha extendido hasta sus pulmones . Es sometida a tratamientos y muriendo lentamente apegada a un tanque de oxígeno, entra en un estado de depresión por lo cual sus padres ( y ante todo su madre que la ama con todo su corazón) la apoyan para que asista a un grupo de apoyo.
Aunque ella no está de acuerdo con esta idea; ya que desde que le descubrieron el cáncer sus padres, se vieron obligados a sacarla de estudiar cuando apenas tenía 13 años de edad. Y desde ese día a estado apartada de todo el mundo, inconsciente de lo que pasa a su alrededor y no socializa con las demás personas, por esto teme asistir al grupo de apoyo sabiendo que su cáncer muy pronto, dará fin  a su tormento ( como ella lo llama).
Pero después de que sus padres le insistieran tanto, decide entrar a ese grupo de apoyo. Su primer día iba algo nerviosa, pero su madre iba apoyandola en todo el camino; dándole fuerzas para que ingresará con toda seguridad  e hiciera amigos.
Hazel subió las escaleras; no quiso tomar el ascensor; pero antes tomo algo de limonada en un vaso de papel. El lugar donde se encontraba el grupo de apoyo era en un sótano de una iglesia Episcopal en forma de cruz. Se reunían todos los miércoles. El líder del grupo Patrick la única persona por encima de dieciocho años, el cual padecía de un cáncer en sus bolas y todos pensaban que hiba a morir pero no murió y ahora es un adulto, ya crecido en el sotano de una iglesia en la ciudad número 137 más bonita de América. Hablada acerca del corazón de Jesús; luego nos presentabamos: nombre, edad, diagnóstico y como estábamos hoy. Cuando llegaron a mi dije soy Hanzel. Dieciseis. Tiroides. Estoy bien.
Hay  conocí a Isaac: cara larga, flaco, con cabello liso y rubio echado sobre un ojo. Y sus ojos eran el problema. Tenía un cáncer en el  ojo increíblemente improbable. Uno de sus ojos había sido cortado cuando pequeño y ahora llevaba un tipo de gafas de gruesos cristales que hacía que sus ojos, tanto el Real como el de vidrio, fueran inexplicablemente enormes. Como si toda su cabeza fuera, básicamente, sólo el ojo falso y el verdadero mirándote. Isaac y yo nos comunicamos casi a través de suspiros.
Al día siguiente mi madre me llevo y me dejó en el estacionamiento a eso de las 4:56 de la tarde. Al tomar las escaleras pude notar que un chico me estaba mirando:
Estaba casi segura que no lo había visto antes. Alto y delgadamente muscular, hacia lucir pequeña la silla plástica en la que se sentaba. El pelo caoba, recto y corto. Parecía de mi edad, quizá un año mayor  y se sentaba con su coxis contra el borde de la silla, su postura agresivamente pobre, una mano medio metida en el bolsillo de sus vaqueros oscuros. Baje la mirada seguí subiendo las escaleras, después volví a mirar y pude ver que aún seguía mirándome sin apartar su vista.
Se me ocurrió por qué lo llaman contacto visual.
Entre al círculo y me senté junto a Isaac, a dos asientos de distancia del chico . Mire de nuevo. Todavía estaba mirándome.
CONTINUARÁ...











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