sábado, 23 de mayo de 2020

Bajo la misma estrella resumen#14

John Green
Bajo la misma estrella (semana #15)

De todas maneras, de verdad me gustaba estar sola. Me gustaba estar sola con el pobre Sargento Max Mayhem, quien oh, vamos, no va a sobrevivir a esos diecisiete balazos, ¿lo hará?

Alerta de spoiler: vive.


Me fui a la cama algo temprano esa noche, cambiándome a bóxers de hombre y una camiseta antes de trepar bajo las frazadas de mi cama, la cual era tamaño queen y estaba coronada con almohadas y era uno de mis lugares favoritos en el mundo. Y luego comencé a leer Una Aflicción Imperial por millonésima vez.

UAI es sobre una chica llamada Anna, quien narra la historia, y su madre de un ojo, que es una jardinera profesional obsesionada con los tulipanes, y tienen una vida normal de clase media baja en una pequeña ciudad al centro de California hasta que Anna contrae este raro cáncer de sangre.

Pero no es un libro de cáncer, porque los libros de cáncer apestan. Como, en libros de cáncer, la persona con cáncer comienza una beneficencia que reúne dinero para luchar contra el cáncer, ¿no? Y este compromiso con la caridad le recuerda a la persona con cáncer la bondad esencial
de la humanidad y le hace sentir amado/a y apoyado/a porque dejará un legado de curación de cáncer. Pero en UAI, Anna decide que ser una persona con cáncer que comienza una beneficencia de cáncer es un
poco narcisista, así que comienza una beneficencia llamada La Fundación de Anna para gente con cáncer que quiere sanar la cólera.

Además, Anna es honesta sobre todo aquello en una manera que nadie lo
es realmente: A través del libro, se refiere a sí misma como el efecto secundario, lo que es completamente correcto. Los niños con cáncer esencialmente son efectos secundarios de la inexorable mutación que
hace la diversidad de la vida en la tierra posible. Así que a medida que avanza la historia, se pone más enferma, los tratamientos y la enfermedad compiten para matarla, y su mamá se enamora de este comerciante de tulipanes holandés que Anna llama el Hombre Tulipán Holandés. El Hombre Tulipán Holandés tiene mucho dinero e ideas muy excéntricas sobre cómo
tratar el cáncer, pero Anna cree que este hombre puede ser un estafador y posiblemente ni siquiera holandés, y luego justo cuando el posible holandés y su madre están a punto de casarse y Anna va a comenzar con este loco nuevo régimen de tratamiento que involucra hierba de trigo y
bajas dosis de arsénico, el libro termina justo en el medio de eso.

Lo sé es una decisión muy literaria y todo y probablemente parte de la razón por la que amo tanto este libro, pero hay algo recomendable en una historia que termina. Y si no puede terminar, entonces al menos debería continuar en la perpetuidad como las aventuras del Pelotón del Sargento
Max Mayhem.

Entiendo que la historia termina porque Anna murió o se enfermó demasiado para escribir y esta cosa de la frase a medias era para reflejar como la vida realmente termina y lo que sea, pero había otros personajes además de Anna en la historia, y parecía injusto que nunca supiera qué
pasaría con ellos. He escrito,
encargándoselo a su editorial, una docena
de cartas a Peter Van Houten, cada una pidiendo respuestas a algunas preguntas sobre que pasa después del final de la historia: si el Hombre Tulipán Holandés es un estafador, si la madre de Anna termina casada con él, qué ocurre con el estúpido hámster de Anna, el cual su mamá odia, si
los amigos de Anna se gradúan de secundaria, todas esas cosas. Pero él
nunca respondió ninguna de mis cartas.

UAI era el único libro que Peter Van Houten había escrito, y todo lo que se suponía que se sabía era que se había mudado de los Estados Unidos a los Países Bajos y se había vuelto algo solitario. Imaginaba que estaba
trabajando en una secuela ambientada en los Países Bajos, tal vez la mamá de Anna y el Hombre Tulipán Holandés se habían terminado mudando allá e intentaban comenzar una nueva vida. Pero han pasado años desde que Una Aflicción Imperial salió, y Van Houten no había publicado mucho más que una entrada de blog. No podía esperar para siempre.

Mientras releía esa noche, continuaba distrayéndome al imaginar a Augustus Waters leyendo las mismas palabras. Me preguntaba si le gustaría, o lo descartaría por pretencioso. Luego recordé mi promesa de llamarlo luego de leer El Precio del Amanecer, así que encontré su número
en su portada y le mandé un mensaje.

Reseña del Precio del Amanecer: Demasiados cadáveres. Insuficientes
adjetivos. ¿Qué tal UAI?

Respondió un minuto después:

Si bien recuerdo, prometiste LLAMAR cuando terminaras el libro, no enviar
un mensaje de texto.

Así que llamé.

—Hazel Grace —dijo al contestar.

—¿Así que lo leíste?

—Bueno, no lo he terminado. Es de seiscientas cincuenta y una páginas y
he tenido veinticuatro horas.

—¿Cuánto llevas?

—Cuatrocientas cincuenta y tres.

—¿Y?

—Voy a suspender el juicio hasta que termine. Sin embargo, diré que me siento algo avergonzado de haberte dado El Precio del Amanecer.

—No lo estés. Ya estoy en Réquiem para Mayhem.

—Una brillante adición para la serie. Así que, bien, ¿el Hombre Tulipán Holandés es un estafador? Tengo un mal presentimiento sobre él.

—Sin adelantos —dije.

—Si es algo menos que un completo caballero, voy a arrancarle los ojos.

—Así que estás metido en ello.

—¡Suspendiendo juicio! ¿Cuándo puedo verte?

—Definitivamente no hasta que termines Una Aflicción Imperial —Disfrutaba ser coqueta.

—Entonces mejor cuelgo y comienzo a leer.

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