resumen #10 18/04/2020
Maria Jose Cuellar Oviedo
En
medio de todo Cornelius pensaba que antes de cumplir lo que tenía en mente debería
realizar primordialmente cierta ideas que tenía y callar a unas tantas personas
que empezaban a darle mala fama cuando el principiaba a embarcase, el debía conseguir
un lugar humilde para poderse albergar, un lugar cerca de las callejuelas de balboa
hacia la avenida central al parecer era un sitio adecuado donde al entrar ve que
en la recepción se encuentra un viejo de barba blanca que le dio a pensar a Cornelius
que no cuadraba su corpulencia y
aspecto, cuando este se acercó a darle las llaves Cornelius nota de que usaba una
prótesis de pierna.
La
habitación o el cuarto donde se hospedaba estaba ubicado en el cuarto piso y daba hacia
el puerto, donde se veía volar las gaviotas por el gran cielo azul, junto con ello el magnífico mar que daba un ánimo de nacimiento. Los vehículos pasaban serenamente
por la calzada; para Cornelius era gratificante volver a familiarizarse com las
costumbres y cosas de su tierra, pues la distancia en la que se encontraba no podría
compararse en horas.
Cornelius
un día salió al fondo del corredor donde
se encontraba el baño. Un gran señor con sombrero de copa y una mujer de aproximadamente
30 años decían que necesitaban algo con mucha elocuencia.
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