viernes, 17 de abril de 2020

BAJO LA MISMA ESTRELLA - - - #10

BAJO LA MISMA ESTRELLA
-john green
- resumen #10
Mamá y yo fuimos hacia la casa de Augustus, y cuando llegamos allí, ella
quería que me quedara en el auto para descansar, pero fui a la puerta
con ella de todas formas. Mientras nos acercábamos a la casa, podía
escuchar a alguien llorar dentro. No creí que fuera Gus al principio, porque
no sonaba en nada como el grave sonido de su hablar, pero entonces
escuché una voz que era definitivamente una retorcida versión de la suya
decir  PORQUE ES MI VIDA, MAMÁ. ME PERTENECE A MÍ.
 —Y rápidamente
mi mamá puso su brazo alrededor de mis hombros y me giró de vuelta al
auto, caminando rápidamente, y yo estaba como Mamá, ¿qué está
mal?
Y ella dijo  No podemos escuchar a escondidas, Hazel.
Volvimos a entrar al auto y le envié un mensaje a Augustus de que
estábamos afuera cuando estuviera listo.
Miramos fijamente la casa por un rato. La cosa rara sobre las casas es que
casi siempre lucen como si nada estuviera pasando dentro de ellas, a
pesar de que contienen la mayoría de nuestras vidas. Me pregunté si ese
era el punto de la arquitectura.

Sentí un dominio corporal que no puedo describir excepto al decir que
cuando era una niña solía tener una mochila realmente pesada que
llevaba a todas partes con todos mis libros en ella, y que si caminaba
alrededor con la mochila por suficiente tiempo, cuando me la quitaba me
sentía como si estuviera flotando.
Luego de cómo diez segundos, mis pulmones se sintieron como si
estuvieran plegándose sobre ellos como flores al anochecer. Me senté en
una banca gris justo al pasar la máquina e intenté recuperar el aliento, mi
tos una vibrante llovizna, y me sentí algo miserable Hasta qué tuve la cánula devuelta a su lugar.

Podía sentir a todos mirándonos, preguntándose que estaba mal con
nosotros, y si eso nos iba a matar, y cuán heroica mi madre debe ser, y
todo lo demás. Esa era la peor parte de tener cáncer, a veces: La
evidencia física de enfermedad te separa de otra gente. Éramos
incompatibles, y nunca fue más obvio que cuando los tres caminamos a
través del avión vacío, la aeromoza asintiendo compasivamente y
haciendo gestos hacia nuestra fila en la distante parte trasera. Me senté al
medio de nuestra fila de tres personas con Augustus en el asiento de la
ventana y mamá en el corredor. Me sentí algo acorralada por mamá, así
que por supuesto me moví más cerca de Augustus. Estábamos justo atrás
del ala del avión. Él abrió su bolsa y desenvolvió su hamburguesa.
Mamá tenía este gran plan de que durmiéramos por las últimas varias
horas de vuelo, así cuando aterrizáramos a las ocho a.m., llegaríamos a la
ciudad listos para chupar la médula de la vida o lo que sea. Así que
después de que la película terminó, mamá, Augustus y yo tomamos
píldoras para dormir. Mamá cayó dentro de unos segundos, pero Augustus
y yo nos quedamos despiertos para mirar afuera de la ventana por un
momento. Era un día claro, y aunque no podíamos ver la puesta del sol,
podíamos ver la respuesta del cielo.



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