sábado, 18 de abril de 2020

LIBRO OPIO EN LAS NUBES 

RAFAEL CHAPARRO MEDIEDO 

REDACCIÓN RESUMEN : MAY STEFANY MORALES



capítulo 12- DC -3 ESPINACAS DE MAYO

El Señor Árbol de Mermelada

El Señor Árbol de Mermelada siempre desayunaba café negro sin azúcar y después se iba a la cabina de Iliana, La Mujer Barbuda, y le acariciaba sus tetas, un poco de elefante, un poco de ballena y le decía hola pequeña ¿Cómo estás?, aquí te traigo un poco de café para que pasemos la mañana un poco cerca de los leones un poco cerca de la lluvia. El Señor Árbol de mermelada siempre era el más huraño de todo el parque de diversiones. Cuando estaba aburrido, El Señor Árbol de Mermelada se iba a la jaula de los leones a tomar un poco de vodka. El Señor Árbol de Mermelada siempre iniciaba su espectáculo a las seis de la tarde.

El Señor Árbol de Mermelada siempre quiso ser mago, pero no pudo. Una noche, el Señor Árbol de Mermelada estaba en la jaula de Mercury tomando un poco de vodka. Esa noche El Señor Árbol de Mermelada se sintió feliz y fue a orinar cerca de la jaula de Cooper, El Oso Polar, y le dijo oye Cooper ¿Todo bien?, y Cooper bostezó y le dijo claro viejo de Mermelada, todo bien. Al poco tiempo la policía devolvió la caja del mago y El Señor Árbol de Mermelada la adecuó como retrete.

Una noche después de un desastroso número de cigarrillos donde trató de hacer la Muralla China, El Señor Árbol de Mermelada fue a cagar a la caja del Señor Viento y nunca más salió de allí.

La Señorita Tetas de Mantequilla

El primero que la vio fue El Señor Hueco y cuando le vio esas tetas, esa forma de cogerse las nalgas mientras la noche le perforaba las babitas debajo de un poste de la luz dijo mierda, uno, dos, tres, esa es mía, yo me la llevo. Entonces el público soltaba gemidos y El Señor Hueco decía mierda, uno, dos, tres, esa es mía. Con el paso del tiempo su número fue declinando, pero el dueño del parque sabía que La Señorita Tetas de Mantequilla era indispensable. En las épocas duras, en los tiempos difíciles, de hambre y sed, todo el parque hacía fila frente a una carpa que instalaban en el parque y La Señorita Tetas de Mantequilla ofrecía un poco de su leche al Señor Árbol de Mermelada, al señor Viento, también llevaban a Cooper, a Mercury, a Miguel a los enanos.

Todos tomaban y claro, el señor Hueco les decía a todos mierda, uno, dos, tres, esa es mía. Creo que una vez Mercury, el león tenía mucha hambre y le rebanó un seno. El señor Hueco no dijo nada. Eran casi las diez de la noche y teníamos las manos llenas de frio.

La noche olía a sangre, a periódico mojado, a licor, a pistola recién disparada. Tranquila muñeca, te dije, así son todos los domingos, pero tú insistías en que algo no iba bien y claro vomitaste y después miramos hacia atrás y hacia adelante y estábamos salpicados por gotas de sangre y gotas de lluvia. Los pasajeros tenían la mirada hacia el cielo, se encontraban con los brazos abiertos y tú dijiste que buena muerte, tranquila muñeca y agregaste que a lo mejor todos esos muertos soñaban que tocaban con la punta de sus dedos las nubes y el cielo y mejor que no vomitaran. Tranquila muñeca.

Entonces nos bajamos de la montaña rusa y salimos del parque de diversiones y me dijiste que nos fuéramos para el aeropuerto a ver los aviones en la madrugada y que nos acostáramos en la pista e hiciéramos el amor mientras un DC-3 pasaba por encima de nosotros. Una leve brizna de lluvia empezó a caer y ruido de los parabrisas nos lleno la pequeña noche del taxi con su ruido incierto flap flap flap. En la radio daban la hora, una de la mañana flap flap flap, y dijiste que te abrazara, que te metiera los dientes en la mitad de la boca, tranquila muñeca, flap flap, hacía calor, había flores amarillas bajo la noche flap lluvia flap lluvia flap, tranquila muñeca. Era una noche de verano. La noche olía a DC-3, Fokker, a cinturón de seguridad, mil pies de altura, a please no smoking. Varios aviones pasaron encima de nuestras cabezas con todo su ruido, con ese olor a nubes blancas, cielo azul, a cerveza, a DC-3 con espinacas, DC-3 con espinacas era estar contigo fumando en la pista, 3 a. , DC-3 con espinacas era tener los calzoncillos húmedos, DC-3 con espinacas era darte un beso en tu boca, en tus tetas, en tus piernas, en tu nariz, DC-3 con espinacas era sentir ese calor de los aviones cerca de nosotros, encima de nosotros, dentro de nosotros, DC-3 con espinacas era ese día de mayo, 3 a.

, DC-3 con espinacas era tomar vodka mirando las estrellas y las luces de los aviones, Dc-3 con espinacas era hacer el amor en la pista abaleados por el ruido de los aviones, por ese olor a gasolina y felicidad que poseen todos los aviones, por ese perfume incierto a estrellas, a aire, a perfume plateado, a rosas rojas en la mitad de una turbina en una noche de lluvia. Era un día de mayo y me dijiste que tenías ganas de espinacas.

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