sábado, 6 de junio de 2020

Capítulo 18

Qué  la juventud está en extasis.

Ante el espejismo de la sensualidad y que esa absorcion le impide tomar correctamente decisiones cardinales...!

Levanté la vista deshecho y vislumbre a Asaf Marin frente a mi. Adivine que. Con su engente sabiduría, nada le gustaría más que volver a vivir sus años mozos y no cometer los errores que cometió.

Me puse de pie apoyándome en Dhamar no tome los documentos notariales que nos hacían propietarios del inmueble en que viviamos tampoco dije una sola palabra. Camine hacia la puerta con la dificultad de un sobreviviente de la catástrofe y procuré pasar por alto la postura solicita de nuestro anfitrión, que me veía como un anciano esperado el dictamen del médico que lo ha examinado. Dhamar me miró suplicante. No quería dejar ese lugar así. Amaba al doctor y era injusto reprocharle que no tenía remedio. Pero a mime me urgía respirar el aire fresco, escapar de tanto conflicto inextricable. Quizá después volveríamos a visitarlo o telefoneariamos o le escribiriamos...

Gire el picaporte de la puerta de principal y salí a la calle. Mi esposa se quedó atrás despidiendose. Escuche sus sollozos, pero no volví la cabeza. Sentí el viento vivificante de la noche e inhale hondo.

Entonces, mire de solayo al doctor que, de pie en el patio, cual estatua de prócer a su eterna soledad, nos contemplaba.

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