sábado, 11 de julio de 2020

Enamorate de ti - Semana 21

ENAMORATE DE TI
WALTER RISO

El paso más importante es conectarte a un procesamiento controlado, es decir, hacerte consciente de tu diálogo interno y de lo que te dices a ti mismo. Puedes descubrir que no te dices nada (el éxito pasó inadvertido) o que te autocastigas (el éxito ha sido insuficiente para las aspiraciones que posees): “Lo debería haber hecho mejor”. Recuerdo que a los veinte años, mi nivel de autoexigencia en cuestiones académicas llegaba a límites absurdos. En esa época estudiaba ingeniería electrónica, una carrera que dejé cuando decidí ser sincero conmigo mismo. Lo importante es que, pese a la poca vocación por los cables y los chips, si mis calificaciones bajaban de nueve o diez me deprimía profundamente. Mientras mis compañeros festejaban un siete en álgebra, yo me castigaba (verbalmente) por un ocho. La insatisfacción frente a mi propio rendimiento no daba cabida alautoelogio, porque desde mi óptica rígida era absurdo que un seis o un siete merecieran tanto festejo. Hoy he aprendido lo indiscutible: puedo felicitarme por lo que quiera, ya que cada uno fija sus estándares. Mi excesiva autoexigencia era perjudicial para mi salud mental: no sólo me generaba
estrés sino también insatisfacción y tristeza.


Por: Nicolle Viviam Cruz Pérez

sábado, 4 de julio de 2020

 Cien años de soledad.

Capítulo 2

Pusieron un montón de hierba seca en la mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la concentración de los rayos solares. José Arcadio Buendia, que aún no acababa de cosolarse por el fracaso de sus imanes, consibio la idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquiadez, otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Usurla lloró de consternación. Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida de privaciones, y que ella había enterrado debajo de la cama en espera de una buena ocasión para invertirias. José Arcadio Buendia no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentos tácticos con la abnegación de un científico y aún riesgo de vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos solares y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tardando mucho tiempo en sanar. Antes de protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa invertiva, estuvo a punto de incendiar la casa. Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de su arma novedosa, hasta que logró componer un manual de una asombrosa claridad didáctica y un poder de convicción irresistible. Lo envío a las autoridades acompañado de numeros testimonios sobre sus experiencias y de varios pliegos de dibujos explicativos, al cuidado de un mensajero que atravesó la sierra, y se extravío en pantanos desmesurados, remontó ríos tormentosos y estuvo a punto de perecer bajo el azote de las fieras, la desesperación y la peste, antes de conseguir una ruta de enlace con las mulas del correo.

EL DIARIO DE ANA FRANK

SEMANA 20
En un día casi normal Ana y su familia estaban almorzando tranquilamente, pero en ese momento se escuho un estruendo terrible, lo cual pertenecía a una alarma y después de esto se escucho unos estallidos que pertenecían a unas bombas, Ana y su familia se introdujeron al callejon de las escaleras, Ana como puedo agarro un bolso un poco de cosas necesarias, la señora Van Daan se Escondido en la oficina privada, el señor Van Dann y Peter en el terraza, y el señor Dussel en la habitación, después de una hora todo volvió a la calma y empesaron a realizar otra vez las tareas que estaban haciendo, ya a las dos de la tarde volvió a sonar la alarma y otra vez los sonidos de las bombas que cada vez se escuchaban mas serca. después de media hora ya empozo hacer un poco de silencio pero el cielo estaba negro por que avian varios incendios y muy serca, ademas que el humo se les estaba entrando al escondite. Ana empezó hablar sobre como era la vida en el anexo, pues ella nos cuenta que todos se empiezan a despertar desde las 6 de la mañana, pero Ana tiene correspondido el turno a las 9 de entrar al baño, después tiene turno en la ducha a las 9:30 en la ducha, depues  las 10 es el desayuno y a las 12 empieza su turno en el mesita de tareas.

viernes, 3 de julio de 2020

Bajo la misma estrella resumen#18

John Green
Bajo la misma estrella (semnas#18)

No volví a hablar con Augustus de nuevo por una semana. Lo había llamado en la Noche de los Trofeos Rotos, así que por tradición era su turno de llamar. Pero no lo hizo. Ahora, no es como si hubiera
sostenido el celular en mi sudorosa mano todo el día, mirándolo mientras usaba mi vestido especial amarillo, pacientemente esperando porque mi caballero llamador cumpliera con su sobrenombre. Seguí con mivida: me vi con Kaitlyn y su, lindo pero francamente no Augustiniano, novio
para tomar café en la tarde; ingerí mi dosis diaria recomendada de Phalanxifor; atendí a clases tres mañanas esa semana en el MCC; y cada noche, me senté a cenar con mi mamá y mi papá.

El domingo en la noche, tuvimos pizza con pimientos verdes y brócoli. Estábamos sentados alrededor en nuestra pequeña mesa circular en la cocina cuando mi teléfono empezó a sonar, pero no me era permitido revisar porque teníamos una estricta regla de no-celulares durante la cena.

Así que comí un poco mientras mi mamá y mi papá hablaban sobre este terremoto que había pasado en Papua Nueva Guinea. Ellos se conocieron en un Cuerpo de Paz en Papua Nueva Guinea, así que cualquier cosa que pasara allí, aún algo terrible, era como si de repente no fueran grandes
criaturas sedentarias, sino personas jóvenes; idealistas; autosuficientes y
fuertes que una vez fueron, y su éxtasis era tal que ni siquiera me miraron mientras comía más rápido de lo hubiera hecho, transmitiendo ítems de mi plato a mi boca con una velocidad y ferocidad que me dejó sin aliento, lo que por supuesto me hizo preocuparme que mis pulmones estuvieran de nuevo en una creciente piscina de fluidos. Desaparecí el pensamiento lo
mejor que pude. Tenía un escaneo de PET12 puesto para un par de semanas. Si algo estaba mal, lo sabría lo suficientemente rápido. Nada se gana con preocuparse desde ahora hasta entonces. Y aun así me
preocupaba. Me gustaba ser una persona. Quería seguir con eso. Preocuparse es otro efecto secundario de la muerte. Finalmente terminé y dije:
—¿Puedo levantarme? —Y apenas pararon su conversación sobre las fortalezas y debilidades de la infraestructura Guineana. Agarré el teléfono de mi cartera en el mostrador de la cocina y comprobé las llamadas recientes. Augustus Waters.

Salí hacia el crepúsculo. Podía ver el columpio, y pensé en caminar hacia
allí y columpiarme un rato mientras hablaba con él, pero parecía muy lejos
teniendo en cuenta que comer me cansó.

En vez de eso, me recosté en la hierba de las afueras del patio, miré hacia arriba a Orion, la única constelación que reconocía, y lo llamé.

—Hazel Grace—dijo.

—Hola —dije—. ¿Cómo estás?

—Esplendido —dijo—. He estado queriendo llamarte casi constantemente, pero he estado esperando hasta que pudiera formar una idea coherente en consideración a Una Aflicción Imperial. Dijo “en consideración a”. Realmente lo hizo. Ese chico.

—¿Y? —dije

—Creo que es, como. Leyéndolo, solo seguía sintiéndome como, como.

—¿Cómo? —pregunté, burlándome de él.
—¿Como si fuera un regalo? —dijo como pregunta—. Como si me hubieras dado algo importante.

—Oh—dije en voz baja.

—Eso es cursi —dijo—, lo siento.

—No —dije—. No. No te disculpes.

—Pero no termina.

lunes, 29 de junio de 2020

Bajo la misma estrella resumen#17

John Green
Bajo la misma estrella (semana #17)

Él se limpió su empapado rostro con una manga. Detrás de sus lentes, los ojos de Isaac parecían tan grandes que todo lo demás en su rostro de algún modo desapareció y sólo había esos desencarnados ojos flotantes
puestos en mí, uno real, uno de vidrio. —Es inaceptable —me dijo—. Es totalmente inaceptable.

—Bien, para ser justos —dije—, quiero decir, probablemente ella no pueda
manejarlo. Ni tú puedes, pero ella no tiene que manejarlo. Y tú sí.

—Me mantuve diciéndole a ella “siempre” hoy, “siempre, siempre, siempre”, y ella sólo seguía discutiendo conmigo y no diciéndolo en respuesta. Era como si ya me hubiese ido, ¿sabes? ¡“Siempre” era una promesa! ¿Cómo puedes sólo romper una promesa?

—A veces la gente no entiende las promesas que están haciendo cuando las están haciendo —dije.

Isaac me lanzó una mirada. —Bien, por supuesto. Pero mantienes la promesa de todas formas. Eso es lo que es el amor. Amor es mantener una promesa de todos modos. ¿No crees en el amor verdadero?

No respondí. No tenía una respuesta. Pero pensé que si el amor verdadero existía, esta era una buena definición de este.

—Bien, yo creo en el amor verdadero —dijo Isaac—. Y la amo. Y ella hizo una promesa. Me prometió que un siempre. —Se paró y dio un paso hacia mí. Me levanté, pensando que él quería un abrazo o algo, pero luego sólo giró alrededor, como si no pudiera recordar por que se paró en primer
lugar, y luego Augustus y yo vimos rabia instalada en su rostro.

—Isaac —dijo Gus.

—¿Qué?

—Te ves un poco… perdón por el doble sentido, mi amigo, pero hay algo un poco inquietante en tus ojos.

De repente Isaac empezó a patear fuertemente su silla de juegos, la cual
hace un salto mortal para atrás hacia la cama de Gus. —Aquí vamos —dijo Augustus. Isaac persiguió la silla y la pateó nuevamente. —Sí —dijo Augustus—. Consíguelo. ¡Patea hasta el cansancio esa silla! —Isaac pateó la silla de nuevo, hasta que esta rebotó contra la cama de Gus, y luego agarró una de las almohadas y empezó a golpearla contra la pared entre
la cama y la estantería de trofeos que estaba por encima.

Augustus me miró, con el cigarrillo aún en su boca y una media sonrisa. —No puedo parar de pensar en ese libro.

—Lo sé, ¿cierto?

—¿Nunca dijo que pasó a los otros personajes?

—No —le dije. Isaac estaba todavía estrangulando a la pared con la almohada—. Se mudó a Ámsterdam, lo que me hace pensar que tal vez está escribiendo una secuela de El Hombre del Tulipán Holandés, pero no ha publicado nada. Nunca fue entrevistado. No parece estar online. Le he
escrito un puñado de cartas preguntado qué pasa con todos, pero nunca respondió. Así que… sí. —Paré de hablar porque Augustus no parecía estar escuchando. En cambio, estaba entornando los ojos hacia Isaac.

—Aguanta —musitó hacia mí. Caminó hacia Isaac y lo agarró por los hombros—. Amigo, las almohadas no se rompen. Trata con algo que se rompa.

Isaac alcanzó un trofeo de baloncesto de un estante encima de la cama y luego lo sostuvo encima de su cabeza como si estuviera esperando por un permiso. —Si —dijo Augustus—. ¡Sí! —El trofeo se estrelló contra el piso, el brazo de plástico del jugador de baloncesto se separaba, aun sujetando su balón. Isaac pisó fuerte el trofeo. —¡Sí! — dijo Augustus—. ¡Tómalo!

Y luego de vuelta a mí. —Estuve buscando un modo de decirle a mi padre que últimamente estoy teniendo una especie de odio por el baloncesto, y pienso que lo encontré. —Los trofeos cayeron uno después del otro, e Isaac los pisó y gritó mientras Augustus y yo estábamos parados a unos pies de distancia, dando testimonio de la locura. Los pobres, destrozados
cuerpos de plástico de los jugadores de baloncesto cubrían el suelo alfombrado: aquí, una pelota en la palma de una mano sin cuerpo; aquí, dos piernas sin torso atrapadas a medio salto. Isaac se mantuvo atacando los trofeos, pisoteándolos con los pies, gritando, sin aliento, sudoroso, hasta
que finalmente colapsó encima de los irregulares desechos de trofeos.

Augustus caminó hacia él y lo miró.

—¿Te sientes mejor? —preguntó.

—No —masculló Isaac, su pecho agitado.

—Esa es la cosa sobre el dolor —dijo Augustus, y luego me miró—. Demanda ser sentido.

miércoles, 24 de junio de 2020

LA HORA DE LAS BRUJAS #20

Fecha:25/06/2020
Semana #20
Capítulo II 

LA HORA DE LAS BRUJAS
Autora: Anna Rice

la bruja que cojieron para quemarla viva se hizo la inocente para que no la quemaran ya estaba convenciendo a la mayoría, pero dijeron que si lo era ya que los estaba convenciendo y con más razón tenían ganas de sacrificarla cuando estaban a punto de quemarla ella invocó a su Salvador el cual trajo tormenta y demás acontecimientos que hicieron al pueblo arrepentirse y echarse para atrás pero un muchacho era negado no podía dejar que esto pasara tenía que quemarla para que todo pasara, lo gritaba una y tres vez pero era en vano ya que nadie le estaba poniendo atención gracias a los acontecimientos como la tormenta y demás, viendo esto el mismo se encargó de llegar lo más cerca para prenderle fuego y así lo hizo.

Una vez esto la bruja estaba hechando maldiciones pero lo que nadie sabía ni ella misma es que se volvería más fuerte haciendo que esta soportara el fuego que recorría por todo su cuerpo. NADIE HIZO NADA PARA SALVARME ASI QUE LO VAN A PAGAR ALGUN DIA, después de esto habían muchos heridos y demás la bruja no la volvieron a ver pero quedaron con la advertencia

Por:MARÍA FERNANDA BARBOSA CADENA

sábado, 20 de junio de 2020

Enamorate de ti - Semana 20

ENAMORATE DE TI
WALTER RISO

Elogios dirigidos a ciertas características de la persona, aquí el compromiso del que dice el halago es mayor. “Eres muy inteligente”, “Tu cuerpo es muy bello”, “Tu voz es espectacular”, “Eres una gran persona” o “Eres muy buen amigo”. Como puede verse, el elogio va dirigido a rasgos, valores, características físicas o habilidades de otras personas. Busca qué cosas te gustan de ti, elógiate y, de paso, agradécete, como te agradecería cualquier persona que recibiera el halago.
Tienes muchas cosas agradables que te caracterizan, éstas claramente las ven los demás, pero tu sabes que las tienes, hagalate también, disfrútalas, amalas, siéntete bien, pues son tuyas. Ademas de agradecerte por ellas, es lo ideal.

Elogios dirigidos a características de la persona donde el dador del elogio se involucra. Muy pocas personas son capaces de dar este tipo de halagos sin sentirse ridículos, nerviosos o inseguros, a no ser que sean personas muy cercanas y que les tengan confianza. Aquí el dador dice lo que le produce la persona. Se expresa un sentimiento asociado al elogio: “Admiro tu inteligencia”, “Me encanta tu cuerpo”, “Adoro tu sonrisa” o “Envidio tu alegría”. La expresión de afecto dirigida a otras personas tiene tantas condiciones y requisitos en nuestra cultura que se vuelve cada vez más difícil decirle “Te quiero” a alguien sin que se sospeche alguna segunda intención. La expresión libre y franca de sentimientos positivos a las personas que nos rodean no es fácil si la cultura es poco expresiva. No obstante, estos problemas de incomodidad social no existen a la hora de autoelogiar tus características. Decirte: “Me gustan mis ojos”, “Me encanta ser inteligente”, “Me fascinan mis piernas” o “Soy una buena persona” no ocasiona riesgos, rechazos, ni malentendidos; depende sólo de ti. Esto siendo mas fácil y cómodo, debería de ser mas colocado en practica, esto te ayuda a tu amor propio, te hacer bien, así que hazlo sin temor de nada, pues es hacia ti mismo, y te sienta bien de seguro. Tienes todo para y por hacerlo. 


Por: Nicolle Viviam Cruz Perez